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¿POR QUÉ CHINA ES LA FÁBRICA DEL MUNDO?: LA INVERSIÓN DIRECTA EXTRANJERA EN CHINA

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Uno de los acontecimientos económicos más conocidos en los últimos años es el crecimiento de la economía de la República Popular China a nivel mundial. Hablamos de un crecimiento en su Producto Interno Bruto (PIB) del 10% anual durante los últimos 20 años, posicionándose como la tercera economía mundial, por el valor de producción de bienes y servicios. Podemos afirmar que es la gran fábrica del mundo.

 

La República Popular China ha recibido grandes inversiones extranjeras a lo largo de los últimos años, creciendo de manera vertiginosa. En este artículo os presentaremos su evolución desde la década de los 80 del siglo XXI, analizando diversos factores por los que hoy la posicionan como una potencia mundial.

 

Para abarcar este tema, debemos presentaros a Deng Tsiao Ping (1904-1997), político chino, nombrado ministro de la República Popular China, ampliamente conocido como “Arquitecto General de Reforma y Apertura de China”. De manera muy pragmática, dio inicio a grandes reformas económicas denominado: “Las Cuatro Modernizaciones”, abarcando a la agricultura, industria, defensa, ciencia y tecnología. Abrió la economía centralmente planificada, a una economía de mercado en zonas específicas de la geografía China, en las cuales daban pie al sistema capitalista y a la tan importante inversión extranjera.

 

Se hicieron cambios como ofrecer incentivos a los campesinos, fomentar la creación de empresas mixtas, socios locales y capital extranjero. A su vez, se incrementó las inversiones en industrias básicas e infraestructuras y se fomenta el comercio exterior. Años más tarde, en 1997, fallece Deng Tsiao Ping, tras haber cuadruplicado el PIB en 20 años.

 

Las reformas impulsadas por el gobierno Chino mencionadas anteriormente, junto a las inversiones extranjeras, fomentaron la reducción de incertidumbre para la atracción de los capitales extranjeros. De la misma manera, se generaron incentivos positivos, mano de obra barata y una baja sindicalización. La economía en continuo crecimiento junto a la apertura de China al mundo, aumentaron exponencialmente el atractivo de invertir. Ya entonces, las tasas de crecimiento estaban alrededor del 10% anual.

 

La inversión extranjera era un intercambio bidireccional, pues grandes cantidades de empresas se asentaron en este país buscando nuevos mercados para sus mercaderías, con un creciente ingreso Per cápita por parte de los ciudadanos chinos. En ese momento China presentaba una población de 1.000 millones de habitantes. 

 

En 1986 China solicitó el ingreso en GATT pero no es hasta 2001 cuando fue aceptada ya en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Debido a este hecho cambió radicalmente el panorama aumentando el PIB al 45,6% en 2004 desde el 42,2% en 2003.

 

Más de medio millón de empresas extranjeras se establecieron gracias a la confianza dada por el Gobierno Chino a la inversión extranjera. Dichas empresas realizaron inversiones por un monte de alrededor de 600.000 millones de dólares, afirman estudios.

 

La inversión extranjera acude a aquellos países en los cuales se crean expectativas de desarrollo, seguridad jurídica, bajos costes de fabricación y mano de obra, rendimientos a la inversión… La interacción de Deng Tsiao Ping fue significativa y definitiva en la historia de la República Popular China. Esta visión permitió la llegada de empresas extranjeras que contribuyen en la creación de la riqueza del país y, fue en 2001 con la aceptación de China en la OMC cuando se aseguraron de de ofrecer un trato igualitario en sus relaciones comerciales con respecto a terceros países. Y por ello, por lo que China es denominada como la fábrica del mundo.

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